La caída del vello tras una sesión de depilación láser

Tras una sesión de depilación láser el pelo se comporta de manera diferente a como lo hace en los otros métodos alternativos, sean la cera, la maquinilla, la cuchilla, la depilación eléctrica… Lo que está claro es que la depilación láser, realizada con láser médico, es un sistema de depilación eficaz, seguro, si es realizado con la tecnología y por los profesionales adecuados.  Una de sus grandes ventajas es que los resultados son visibles desde la primera sesión.

Aunque depende de cada persona y de las fases del vello, algunos pacientes pueden sorprenderse de que tras la primera sesión el vello vuelva a nacer, es algo normal. Algunos pacientes incluso llegan a pensar que la sesión no ha tenido efecto, que ha sido mal realizada, por lo que el pelo sigue creciendo normalmente. Estas ideas pueden verse reforzadas al comprobar que un porcentaje indeterminado de ellos no se caen definitivamente hasta quince o veinte días después.

En realidad no se trata de la consecuencia de una mala aplicación, sino que es un efecto perfectamente natural en este procedimiento de depilación. Una fase de la que debe ser advertido el paciente antes de iniciar el tratamiento para evitarse angustias y decepciones. Este comportamiento del vello se debe a que la raíz es la parte del pelo que absorbe la mayor parte de la energía transmitida en cada disparo; en consecuencia, es la zona que más temperatura alcanza durante el tratamiento. De este modo la raíz queda debilitada, dañada, por lo que el tallo será liberado días después dejando en la piel un pequeño tramo que el cuerpo irá expulsando como haría con cualquier otro elemento extraño.

A lo largo de este proceso, que puede durar un par de semanas, el tallo comienza a asomar fuera de la epidermis. Si en ese momento estiráramos de él con unas pinzas, incluso con los dedos, lo extraeríamos completamente sin la menor resistencia. Y es que, en realidad, la raíz de ese pelo ya no tiene ningún vínculo con el folículo piloso que lo generó.

Consecuentemente, cuando el tallo ha aflorado y los pelos se encuentran en este estado, se irán desprendiendo en la ducha, por el roce de la ropa, por los movimientos que hacemos al dormir y, desde luego, si utilizamos jabones y esponjas exfoliantes para la liberar la piel de las células muertas.

Esta circunstancia, absolutamente lógica en la depilación láser, no sucede igual en todas las sesiones ni en el 100% de los pelos tratados.

Esta caída espontánea de los pelos tratados en la sesión se produce solo en un porcentaje indeterminado de ellos, no en todos. La causa es el crecimiento cíclico del pelo. En la siguiente sesión el efecto se producirá en otro porcentaje indeterminado, motivo por el cual es necesario realizar sesiones sucesivas.

A continuación incluimos algunos datos adicionales para que completes tus conocimientos sobre el tema:

• La fase anágena del pelo es la ideal para recibir una sesión de depilación láser. El porcentaje del mismo en esta fase varía de unas zonas y circunstancias a otras. Así, en las axilas puede no exceder del 30%. La mayoría de los pelos —el 70% restante— se encuentran en fase catágena o telógena, por lo que no reúnen las condiciones adecuadas para el tratamiento.
•  Son ese 30% de los pelos en fase anágena los que pueden caer espontáneamente en esas dos o tres semanas desde la aplicación del tratamiento. En la siguiente sesión se repetirá el proceso, esta vez con otro 30% distinto (aproximadamente) de los pelos.
• En la zona facial del labio superior se dan mayores porcentajes de pelo en fase anágena.
• A modo de colofón, cabe recordar que la capacidad de calentarse adecuadamente es baja cuando el pelo se encuentra en fase catágena o telógena, por lo que la eficacia de la sesión disminuye enormemente en ellos.